Comprando tiempo
La aceleración inflacionaria conocida esta semana es el mejor termómetro de la velocidad del deterioro macro. Las medidas implementadas hasta ahora por el nuevo ministro (postergación de vencimientos en pesos y fuerte suba de tasas de interés) no implican, por ahora, un cambio de la dinámica sino una postergación aumentada de sus impactos.
El costo de esa adquisición es alto: el perfil de vencimientos de 2023 es cada vez más grande, está más y peor indexado e implica un impacto cuasifiscal que le resta valor al ajuste de subsidios anunciado la semana pasada.
En el plano cambiario es donde el tiempo corre mas rápido: el gobierno ya casi no cuenta con reservas netas. La inacción dada por la falta de medidas responde a una limitación macro (una devaluación del TC oficial no es viable en este contexto) y a otras políticas: avanzar en un esquema de desdoblamiento cambiario requiere de un aval del FMI, que recién esta semana comenzó a discutirse.