El programa con el FMI, un caso de iatrogenia económica
El clima de éxito que rodeó a la aprobación de la segunda revisión del programa con el FMI contrasta fuertemente con el deterioro macro que tuvo la economía argentina desde que se firmó el acuerdo.
Mas allá de los problemas de diseño, de implementación o de mala suerte (shocks) que pudo haber tenido al momento de lanzarlo (que hoy se revirtieron y juegan a favor), hay un elemento que sobresale sobre todo los demás: la falta de un tratamiento expreso para bajar la inflación. Mirado así, este resultado no puede ser sorpresa.
La gravedad del dato de inflación de agosto es difícil de subestimar, no solo por su magnitud sino por sus características. Y en los próximos meses, donde los precios regulados comenzarán a ajustarse, no debería sorprender que la situación se vuelva aún peor.
La velocidad de nominalidad que adquirió la economía ya es la mayor que se registra en los últimos 30 años, desde la salida de la hiper. Seguir discutiendo mecánicamente el cumplimiento de metas de un programa que no la tome como un problema central es un error que puede terminar pagándose muy caro.
Tal vez sea un buen momento para revisar los objetivos del programa con el FMI y empezar a tomarse la inflación más en serio.