Hasta hace muy poco tiempo uno de los temas que dominaban el debate entre analistas era si nos encaminábamos hacia un nuevo reperfilamiento de la deuda en pesos del Tesoro. Desde la crisis de junio pasado y tras la salida de Guzmán, el Central se vio obligado a intervenir fuertemente para brindar calma a los mercados encontrando una nueva vía de financiamiento al Tesoro que se volvió cada vez más preponderante.

En paralelo, en 2022 el sector privado apenas incrementó su exposición a la deuda pública: le puso su propio techo. No obstante, con el creciente peso del sector público en las licitaciones y en particular del Banco Central, creemos que las razones para esperar un reperfilamiento post elecciones se redujeron de manera significativa.

Es cierto que la estrategia adoptada por el gobierno no está libre de riesgos (particularmente deteriorando el balance del Banco Central), pero reduce la incertidumbre que reinaba hace apenas unos meses y vale la pena preguntarse si no es momento de empezar a aumentar exposición / estirar duration.